Al
noroeste de Italia se encuentran ni más ni menos que 120 pequeñas islas
comunicadas por más de 400 puentes, esto es Venecia. “Il Gran Canale” la divide
en dos grandes partes siendo así su arteria principal, desde el “Ponte Rialto”
se consigue la mejor vista y se lo descubre pululante de embarcaciones de todo
tipo.“Il Vaporetto” es a Venecia lo que los colectivos son al resto de
ciudades, con sus diferentes líneas, horarios y recorridos claramente
detallados en las paradas tambaleantes a orilla del canal. Uno de estos “Vaporettos”
rodea toda Venecia internándose luego en el gran canal, hacer este recorrido de
noche es fundamental para apreciarla iluminada, como un cuadro en movimiento
mientras la niebla se desprende de las espesas aguas revueltas por el tráfico
pintoresco. Con el mismo propósito es recomendable ubicarse siempre al fondo,
donde el ruidoso y hermético “colectivo” termina para dar lugar a un pequeño
“balcón”, la intimidad y la vista que aquí se obtiene cambian la percepción de
la experiencia notablemente. Hay lanchas particulares y de pescadores, lanchas
taxi de madera reluciente y de servicios variados bastante deteriorados,
proveedores de comercios, barcos de mudanzas, de correos y ambulancias, y por
supuesto las típicas y coquetas góndolas que se internan en los pasadizos más
estrechos. Los “Gondoliere” no se la pasan nada mal, se los ve de a dos o tres
en esquinas y recovecos fumando y charlando entre sí, paseándose por la ciudad mientras
cazan turistas dispuestos a pagar 80€ por media hora en su canoa, uno de los inevitables
clichés Venecianos.
|
Venecia |
|
Ponte Rialto |
|
Il Vaporetto |
|
Correos |
|
Mudanzas |
|
Desde el Ponte Rialto |
La diversidad
de iglesias, basílicas y museos es enorme, salpicados por todo el archipiélago,
pero lo que no puede permitirse el turista, es omitir la “Basílica de San
Marcos” en la Plaza con el mismo nombre adornada por el campanario. Siempre
congestionada de turistas y palomas a todas horas fue necesario una escapada a
las 7am para descubrirla como en las fotos, pero ni siquiera aquí, en el
espacio más abierto de Venecia, se puede apreciar la ubicación del sol en un
amanecer nublado. A poco se llega al “Puente de los suspiros” que ahora empapelado
inspira un suspiro lastimoso, una pancarta de un cielo azul y propaganda tapa
la piedra trabajada, gastada, cubierta de verdín y hongos llenos de historia. Desde
aquí se puede tomar “Il Vaporetto” a las islas de Burano y Murano viendo a
Venecia fundirse en una espesa neblina. Aquí los “Sopladores” trabajan su cristal
mundialmente famoso en los talleres de “Entrada gratuita”, una vez dentro se
acerca el celador o el mismo “soplador” a cobrar, claro, lo gratuito es la
entrada, no la salida. Vale la pena visitar al menos uno de estos talleres, artistas desconocidos emplean cuidadosas
técnicas para moldear el cristal en una danza de movimientos sutiles que
resultan en obras de arte que pueden dejarlo a uno hipnotizado. Perdidas en
insignificantes callejuelas sin señalización alguna, se encuentran magníficas galerías
donde se exponen las más impresionantes esculturas de este fino cristal. Para
encontrarlas hay que salirse de la ruta turística por defecto, estar atento y
tocar timbre en las casa que muestren una decoración especial.
|
Plaza San Marcos y Puente de los suspiros a la derecha |
|
Campanario/7am |
|
Basílica San Marcos/7am |
|
Llendo a Murano |
|
Galería de arte en Murano |
|
Soplador en acción |
De vuelta en Venecia
ya sea en vidrieras o plazas, restaurantes o tabaquerías, casas de ropa o en el
mismísimo hotel, están ahí, miles de mascaras sonriéndote o acusándote,
infinidad de modelos de lo más pintorescos y exquisitos que nos remontan a la
verdadera historia de Venecia, historia que proviene de las plagas que esta
isla sufría con frecuencia dejando cadáveres desparramados por las calles,
entonces acudían “Los médicos de la Peste” para “limpiar las calles”, cubiertos
de pies a cabeza con sombrero de copa, máscara tipo cuervo, ojos de vidrio,
sobretodo y altas botas. Superadas estas epidemias Venecia se convirtió en un
deseado rincón de ricos y famosos, que acudían a fiestas, festivales y orgías,
donde la homosexualidad y la promiscuidad se practicaban libremente gracias a
la utilización de mascaras que preservaban su delicada reputación mientras la
ciudad se hundía en la degeneración. El vaticano hacia la vista gorda gracias a
las generosas donaciones que recibía hasta que después del 1100 d.c. las
mascaras fueron proscritas por la iglesia, más adelante se acordó su uso durante
las actuales fechas del carnaval veneciano, donde surge la ya inmortalizada
imagen de Casanova, que ha logrado convertir a Venecia y su festival en un
representante del glamur y la fama, nada más alejado de las enfermedades y las
indiscreciones sexuales hábilmente camufladas en la isla de las perversiones.
|
Doctor de la Peste |
Sin duda es
uno de esos lugares del mundo que no tiene parangón, con denominación de origen
y carácter propio vale la pena visitarla al menos una vez, ya sea por el
aparente laberinto de callejuelas y puentes que al final es de fácil y
agradable transitar, por la niebla que brota de las aguas oscuras y a veces
olorosas que durante las inundaciones obligan al pueblo a salir con botas de
goma y chapotear, por el verdín que puebla las aceras, las paredes y los
puentes, por el cautivante arte de los sopladores que llena las elegantes vidrieras
con millares de pequeños diseños que no entienden de la fabricación en serie, por
las intrigantes mascaras y estrafalarios trajes que adornan la ciudad todo el
año y la recorren durante su famoso carnaval, por la gran variedad de palacios,
museos y basílicas para visitar, por el Panetonne, el gelato y el risotto,
Venecia es para recomendar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario