28 feb 2012

2011, VENECIA, ITALIA

              Al noroeste de Italia se encuentran ni más ni menos que 120 pequeñas islas comunicadas por más de 400 puentes, esto es Venecia. “Il Gran Canale” la divide en dos grandes partes siendo así su arteria principal, desde el “Ponte Rialto” se consigue la mejor vista y se lo descubre pululante de embarcaciones de todo tipo.“Il Vaporetto” es a Venecia lo que los colectivos son al resto de ciudades, con sus diferentes líneas, horarios y recorridos claramente detallados en las paradas tambaleantes a orilla del canal. Uno de estos “Vaporettos” rodea toda Venecia internándose luego en el gran canal, hacer este recorrido de noche es fundamental para apreciarla iluminada, como un cuadro en movimiento mientras la niebla se desprende de las espesas aguas revueltas por el tráfico pintoresco. Con el mismo propósito es recomendable ubicarse siempre al fondo, donde el ruidoso y hermético “colectivo” termina para dar lugar a un pequeño “balcón”, la intimidad y la vista que aquí se obtiene cambian la percepción de la experiencia notablemente. Hay lanchas particulares y de pescadores, lanchas taxi de madera reluciente y de servicios variados bastante deteriorados, proveedores de comercios, barcos de mudanzas, de correos y ambulancias, y por supuesto las típicas y coquetas góndolas que se internan en los pasadizos más estrechos. Los “Gondoliere” no se la pasan nada mal, se los ve de a dos o tres en esquinas y recovecos fumando y charlando entre sí, paseándose por la ciudad mientras cazan turistas dispuestos a pagar 80€ por media hora en su canoa, uno de los inevitables clichés Venecianos.


Venecia
Ponte Rialto
Il Vaporetto
Correos
Mudanzas


Desde el Ponte Rialto 

La diversidad de iglesias, basílicas y museos es enorme, salpicados por todo el archipiélago, pero lo que no puede permitirse el turista, es omitir la “Basílica de San Marcos” en la Plaza con el mismo nombre adornada por el campanario. Siempre congestionada de turistas y palomas a todas horas fue necesario una escapada a las 7am para descubrirla como en las fotos, pero ni siquiera aquí, en el espacio más abierto de Venecia, se puede apreciar la ubicación del sol en un amanecer nublado. A poco se llega al “Puente de los suspiros” que ahora empapelado inspira un suspiro lastimoso, una pancarta de un cielo azul y propaganda tapa la piedra trabajada, gastada, cubierta de verdín y hongos llenos de historia. Desde aquí se puede tomar “Il Vaporetto” a las islas de Burano y Murano viendo a Venecia fundirse en una espesa neblina. Aquí los “Sopladores” trabajan su cristal mundialmente famoso en los talleres de “Entrada gratuita”, una vez dentro se acerca el celador o el mismo “soplador” a cobrar, claro, lo gratuito es la entrada, no la salida. Vale la pena visitar al menos uno de estos talleres,  artistas desconocidos emplean cuidadosas técnicas para moldear el cristal en una danza de movimientos sutiles que resultan en obras de arte que pueden dejarlo a uno hipnotizado. Perdidas en insignificantes callejuelas sin señalización alguna, se encuentran magníficas galerías donde se exponen las más impresionantes esculturas de este fino cristal. Para encontrarlas hay que salirse de la ruta turística por defecto, estar atento y tocar timbre en las casa que muestren una decoración especial.  

Plaza San Marcos y Puente de los suspiros a la derecha
Campanario/7am
Basílica San Marcos/7am


Llendo a Murano
Galería de arte en Murano
Soplador en acción
De vuelta en Venecia ya sea en vidrieras o plazas, restaurantes o tabaquerías, casas de ropa o en el mismísimo hotel, están ahí, miles de mascaras sonriéndote o acusándote, infinidad de modelos de lo más pintorescos y exquisitos que nos remontan a la verdadera historia de Venecia, historia que proviene de las plagas que esta isla sufría con frecuencia dejando cadáveres desparramados por las calles, entonces acudían “Los médicos de la Peste” para “limpiar las calles”, cubiertos de pies a cabeza con sombrero de copa, máscara tipo cuervo, ojos de vidrio, sobretodo y altas botas. Superadas estas epidemias Venecia se convirtió en un deseado rincón de ricos y famosos, que acudían a fiestas, festivales y orgías, donde la homosexualidad y la promiscuidad se practicaban libremente gracias a la utilización de mascaras que preservaban su delicada reputación mientras la ciudad se hundía en la degeneración. El vaticano hacia la vista gorda gracias a las generosas donaciones que recibía hasta que después del 1100 d.c. las mascaras fueron proscritas por la iglesia, más adelante se acordó su uso durante las actuales fechas del carnaval veneciano, donde surge la ya inmortalizada imagen de Casanova, que ha logrado convertir a Venecia y su festival en un representante del glamur y la fama, nada más alejado de las enfermedades y las indiscreciones sexuales hábilmente camufladas en la isla de las perversiones. 

Doctor de la Peste
Sin duda es uno de esos lugares del mundo que no tiene parangón, con denominación de origen y carácter propio vale la pena visitarla al menos una vez, ya sea por el aparente laberinto de callejuelas y puentes que al final es de fácil y agradable transitar, por la niebla que brota de las aguas oscuras y a veces olorosas que durante las inundaciones obligan al pueblo a salir con botas de goma y chapotear, por el verdín que puebla las aceras, las paredes y los puentes, por el cautivante arte de los sopladores que llena las elegantes vidrieras con millares de pequeños diseños que no entienden de la fabricación en serie, por las intrigantes mascaras y estrafalarios trajes que adornan la ciudad todo el año y la recorren durante su famoso carnaval, por la gran variedad de palacios, museos y basílicas para visitar, por el Panetonne, el gelato y el risotto, Venecia es para recomendar.



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