Recorriendo las
carreteras del "Alto Aragón" se hacen inevitables las paradas para
contemplar paisajes cautivantes, se van acentuando las subidas, bajadas y
curvas que nos llevan hasta "El Valle de Broto" al que cruza el río
Ara y adorna la "Cascada del Sorrosal". Nos hospedamos en una casita entre
ambos caudales de agua pura, en cuyo patio trasero pastaban las vacas con
cencerros, estos elementos formaban el sonido ambiental permanente de este
pueblito encantador.
Balle de Broto |
Al otro lado abunda el liquen en árboles erguidos y tumbados que aportan pinceladas transversales a un territorio húmedo y sin caminos al que nos adentramos algunos minutos. Bajo una garúa finita que luego fue agua nieve y después nevada, hacendemos durante 4hs, el murmullo del río se transformo en bramidos y rugidos de cascadas poderosas que se estrellaban con cuevas para luego transitar túneles imposibles y descansar en piletones color esmeralda. Otra enmudeció y yacía estática convertida en una gran pared de hielo, mas adelante a casi 2mil mts de altura "Las gradas de Suaso" (cascadas escalonadas) marcaron nuestra cima.
Las gradas de Suaso, 2mil mts. de altura |
Comimos en una
caseta de troncos en la que solo entraban dos personas sentadas, la única señal
del hombre que avistamos durante las últimas horas de camino y emprendimos el
descenso no sin antes admirar y admirarnos, sentir y sentirnos una pareja con
su hija en territorio natural y salvaje con todas las letras, 3hs mas de bajada
revelaron paisajes imponentes que antes se habían camuflado a nuestras
espaldas, la última hora del otro lado del río y ya a menor altura, atravesamos
una pradera arbolada en la que diversos pájaros nos cantaban el adiós, sentimos
el cansancio mas extasioso jamás conocido, nuestras piernas avanzaban solas
pero nosotros caminábamos mas juntos que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario